UNIVERSIDADES DE ANDALUCÍA
PRUEBA DE ACCESO A LA
UNIVERSIDAD
CURSO 2010-2011
HISTORIA
DE LA FILOSOFÍA
Opción
B:
Desde
distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin
embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje
se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el
primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se
halla en el último, y queda oscuro y borroso. Además, como las
cosas puestas unas detrás se ocultan en todo o en parte, cada uno de
ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan.
¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno?
Evidentemente, no; tan real es el uno como el otro. Pero tampoco
tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus
paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer
paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas
condiciones que los otros dos.
Ahora
bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad
cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada
perspectiva. La perspectiva
es uno de los componentes de la realidad.
Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que
vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un
concepto absurdo.
ORTEGA
Y GASSET, J.: El
Tema de Nuestro Tiempo.
Segunda cuestión (comentario
del texto):
Apartado a) se valorará la claridad y
precisión de la explicación de las dos expresiones subrayadas; se
puntuará con un máximo de 1
punto, es decir, máximo de
0,50 por cada expresión.
Apartado b) se valorará la
identificación del tema y el desarrollo argumentativo que realice el
alumno; se puntuará con un máximo de 2
puntos.
Apartado c) se valorará la capacidad
del alumno para relacionar justificadamente la temática del texto
elegido con la posición filosófica del autor; se puntuará con un
máximo de 2 puntos.
2.a) EXPLICACIÓN DE LOS CONCEPTOS:
PERSPECTIVA Y REALIDAD.
La perspectiva es uno de los
componentes de la realidad. Afirma
Ortega que no hay un solo punto de vista absoluto sobre la realidad,
sino diversas perspectivas complementarias, es su teoría del
conocimiento. El “YO” se atiene a su punto de vista y selecciona
las impresiones de su fragmento de realidad observable. En efecto,
“cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro
no llegan.”El punto de vista individual es el único punto de vista
desde el cual puede mirarse el mundo en su verdad. La realidad
aparece a cada uno según la perspectiva ocupada por él, tal y como
nos describe en la contemplación de cualquier paisaje. Lo veremos,
según dónde nos situemos, en la observación del paisaje. Desde
nuestra propia ventana de vida y de realidad. Recordemos como este
término, aparece ya en la filosofía de Leibniz (cada mónada es una
perspectiva de universo) y en Nietzsche. “La realidad no puede ser
mirada sino desde el punto de vista (la circunstancia) que cada cual
ocupa fatalmente en el universo” Además el punto de vista no se
puede inventar, ni se puede fingir. En conclusión, la realidad solo
puede ofrecerse en perspectivas individuales, esto más que
invalidarla la hace valiosa. He aquí la superación de Ortega al
escepticismo.
La realidad, por otro lado, tiene una
estructura propia que consiste en ser perspectiva y es necesario que
el conocimiento se atenga a esa estructura si quiere conocerla. Por
grande que sean los esfuerzos del hombre para que su pensamiento
refleje las cosas tal y como estas son, no lo conseguirá del todo.
Su conocimiento nunca agotará el objeto, nunca encajará plenamente
en la realidad. Aunque no coincidan sus paisajes- como se indica en
este texto-, no se juzgan ilusorios, ni tampoco por ello menos
reales. Esto no quiere decir que se niegue la existencia de la
verdad, ni que se relativice la verdad absoluta, sino que ésta es
parcial. El hombre, a través de su conocimiento, insistimos, solo
reflejará de la realidad lo que se pueda ver de ella desde un punto
determinado y desde una distancia concreta. Es decir, desde una
perspectiva. A pesar de que sus ejemplos se apoyen en esa forma de
ser del hombre, no es su perspectivismo, subjetivo, su fundamentación
más profunda posee un carácter ontológico, al apoyarse en la
constitución misma de la realidad.
2,b)
IDENTIFICACIÓN DEL TEMA Y DESARROLLO ARGUMENTATIVO.
No hay conflicto al subrayar el tema
de estas líneas a comentar, son los distintos puntos de vista en la
contemplación de un mismo paisaje. El capítulo X, al que pertenece
este fragmento, “La doctrina del punto de vista”, expresa su
doctrina y tesis fundamental: el perspectivismo, desarrollado
plenamente en la segunda etapa de su pensamiento filosófico. La
doctrina de la perspectiva, surge frente a las posiciones
tradicionales. Esta afirma, que la función selectiva ejercida por
parte del sujeto, supone una perspectiva, un punto de vista concreto
sobre el universo, por lo que no existe una verdad abstracta al
margen del sujeto. O sea, que no debemos buscar un tercer paisaje,
aunque la verdad sea relativa a la persona que observe ese paisaje.
Rechazo abierto a Platón y su acercamiento a la verdad absoluta,
desde el mundo suprasensible.
En “El tema de nuestro tiempo”,
Ortega intenta proponer una renovación de su filosofía que supere
la vieja oposición entre razón y vida. “Consiste en someter la
razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico,
supeditarla a lo espontáneo”. No se trata de una circunstancia
biológica, sino humana, y sobre todo, histórica.
Es la afirmación de Ortega de que
somos circunstanciales, estamos determinados, limitados por nuestra
propia situación en el mundo. Pero no es realismo, a pesar de que el
texto nos lo pueda sugerir, y no lo es porque junto con la
perspectiva y la circunstancia aparece ese “YO”, al que nos hemos
referido con anterioridad.
2,c) JUSTIFICACIÓN DESDE LA POSICIÓN
FILOSÓFICA DEL AUTOR:
Son tres las etapas del pensamiento
orteguiano: objetivismo, perspectivismo y raciovitalismo,
conectándose las dos primeras etapas y sin olvidar que trabajamos en
base a la segunda. En un primer momento, pretendía que en España
echasen raíces las actitudes intelectuales, que habían llevado al
desfase a España y a Europa. Estas actitudes habían hecho posible
la ciencia europea, de modo que “la decadencia española consiste
en la falta de ciencia”. Se preguntará ¿porqué ha sido posible
la ciencia? Las actitudes originarias son básicamente: la precisión
y el método, el hábito crítico y la racionalidad. Con estos
ingredientes se puede cocinar la disciplina intelectual que nos lleva
al objetivismo, a la ciencia y nos libera de “la secreta lepra de
la subjetividad”. Es esta la opinión de Ortega, si se quiere hacer
ciencia, no queda otra alternativa que hacerla desde un método
riguroso y crítico. Es el grito de vuelta a las cosas.
¿Qué relación existe entre el yo y
las cosas? Las cosas dependen de mí. Pero yo no soy independiente de
las cosas, sino que el yo es
inseparable de las cosas. Lo que el hombre hace con estas es vivir.
Ya nuestro filósofo en, “Adán en
el paraíso” (1910) inicia una reacción contra el objetivismo. Se
emplea el término vida, como vida biográfica, insistiendo en todo
lo que rodea al hombre. Vida definida como coexistencia. Así pues;
Adán en el paraíso significa “yo en el mundo” y “el mundo
como escenario” “Vivir es encontrarse en el mundo”. Por todo
ello “yo soy yo y mi circunstancia”. Esta circunstancialidad
invita a Ortega a tomar nota de las circunstancias minúsculas y
cercanas, a las que no prestamos la debida atención. Y son estas las
que confieren sentido a la realidad que nos rodea. Observa, nuestro
pensador, “lo que yo hubiera de ser tenía que serlo en España, en
la circunstancia española”. Podemos,
pues, comprobar el desarrollo y continuidad entre estas dos etapas de
su pensamiento. En efecto, también el perspectivismo trata de captar
la realidad fielmente, ser consecuente con el punto de vista propio.
Dar cuenta cabal de la realidad desde la perspectiva en la que cada
uno está, sin por ello
caer en el relativismo. Tampoco cae en el realismo. La doctrina de
Aristóteles es insuficiente para Ortega, no entiende la búsqueda
del filósofo antiguo del ser de las cosas y de esa invención de
conceptos. En el realismo el yo centra la atención en las cosas que
le rodean y estas impiden que el yo se de cuenta de si mismo. Es la
actitud natural del yo, para el que solo existe el mundo
cósmico, concepto de cosas
corporales. “Ingenuidad filosófica”, constata nuestro pensador
en el realismo antiguo. No se puede admitir que el sujeto sea un
simple trozo de realidad, ya hemos dicho que es el encargado de
recibir esas impresiones, seleccionarlas y vivirlas. Hay que tener en
cuenta su primera formación, neokantiana e idealista. No obstante,
también critica el idealismo de forma muy personal. Con el idealismo
toda la filosofía se levanta sobre la razón, sobre el pensamiento,
sobre el sujeto. El yo es dato radical, las cosas son en cuanto son
para mí, el ser de las cosas depende del yo en Descartes, por
ejemplo. Este idealismo es visto como contrario a la vida. En “La
tarea de nuestro tiempo” pretende la reforma radical de la
Filosofía. La verdad fundamental es la vida del yo en el mundo, aquí
y ahora. El pensamiento no es independiente de las cosas. Me
encuentro con mi yo y con mis cosas.
El perspectivismo desemboca en la
tercera etapa en el Raciovitalismo. Es la meditación sobre las dos
perspectivas en las que el hombre está situado: la de la vida y de
la razón. Ésta se sitúa en el esfuerzo del hombre por comprender
la realidad, aquella viene dada como realidad. A través de esta
etapa intentará superar el irracionalismo, al que le lleva el
vitalismo y corregir la miopía intelectual del racionalismo.
¿Vitalismo? Distingue tres posiciones diferentes. El primer sentido
del vitalismo filosófico, defiende que el conocimiento es fruto del
proceso biológico, explicable por las mismas leyes que rigen todo
proceso biológico. Se disuelve la filosofía y la teoría del
conocimiento en la biología. La segunda acepción, mantiene que la
razón no es el modo superior de conocimiento del hombre, hay un modo
más profundo, que se corresponde con la vivencia íntima con las
cosas, en vez de pensarlas. El conocimiento se encontraría en
consonancia con el devenir que es como se define la realidad. La
última formulación del vitalismo filosófico sitúa en el centro
de la reflexión filosófica el problema de la vida, por ser ese el
problema que más afecta al sujeto pensante. Esto es, hay límites
para la razón, pero no se descalifica a la razón. Raciovitalismo
pretende ser un punto medio. Es la teoría del conocimiento que parte
de la vida, sin ser solo vitalismo (Nietzsche), pero tampoco desea
ser racionalista (Kant). Propone la unión estrecha entre razón y
vida, razón e historia. El hombre es un ser dotado de razón, la ha
tenido que usar para no perderse en el universo. La vida es la
realidad radical dentro dce la cual se encuentran las demás
realidades. La vida de cada cual es la existencia particular y
concreta; esa realidad humana en su concreto vivir histórico. Así
afirma Ortega que la realidad preexiste al pensamiento, está antes.
Aceptar esta tesis supone que la razón deja de ser Rey Absoluto,
para ser Rey constitucional. Con otras palabras, si el sentido
tradicional de lo racional se ha entendido como la facultad que capta
la esencia de las cosas, lo inmutable, “razón pura”. “La razón
vital” es “toda acción intelectual que nos pone en contacto con
la realidad”. Es “razón histórica”, porque fluye, está en
devenir, “in fieri”, la vida es un quehacer. Vida como realidad
radical, “coexistencia con el mundo” nos envuelve en las
categorías del vivir:
1.- Vivir es el modo de ser radical.
2.- Vivir es encontrarse con el mundo,
haciendo lo que hago.
3.- Vivir es ocuparse en algo,
anticiparse, decidirse, preocuparse.
4.- Vivir es un continuo quehacer. La
vida es proyecto y libertad.
5.- Vivir es un problema, encontrarse
con c osas que son problemáticas.
6.- Vivir es encontrarse a sí, ser
transparente a uno mismo, vivirse y sentirse vivir.
7.- Vivir es coexistencia y
convivencia: apoyarse mutuamente, tolerarse.
Ortega no termina aquí su
pensamiento, concreta la razón vital en razón histórica, ya que la
vida es temporeidad. La vida es historia. Como Dilthey afirma que el
hombre es historia.
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