miércoles, 13 de abril de 2016

EJEMPLO DE TEXTO DE ORTEGA Y GASSET ANALIZADO


UNIVERSIDADES DE ANDALUCÍA
PRUEBA DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD
CURSO 2010-2011



HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

Opción B:

Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último, y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas unas detrás se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan. ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no; tan real es el uno como el otro. Pero tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos.

Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo.

ORTEGA Y GASSET, J.: El Tema de Nuestro Tiempo.

Segunda cuestión (comentario del texto):
Apartado a) se valorará la claridad y precisión de la explicación de las dos expresiones subrayadas; se puntuará con un máximo de 1 punto, es decir, máximo de 0,50 por cada expresión.
Apartado b) se valorará la identificación del tema y el desarrollo argumentativo que realice el alumno; se puntuará con un máximo de 2 puntos.
Apartado c) se valorará la capacidad del alumno para relacionar justificadamente la temática del texto elegido con la posición filosófica del autor; se puntuará con un máximo de 2 puntos.

2.a) EXPLICACIÓN DE LOS CONCEPTOS: PERSPECTIVA Y REALIDAD.
La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Afirma Ortega que no hay un solo punto de vista absoluto sobre la realidad, sino diversas perspectivas complementarias, es su teoría del conocimiento. El “YO” se atiene a su punto de vista y selecciona las impresiones de su fragmento de realidad observable. En efecto, “cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan.”El punto de vista individual es el único punto de vista desde el cual puede mirarse el mundo en su verdad. La realidad aparece a cada uno según la perspectiva ocupada por él, tal y como nos describe en la contemplación de cualquier paisaje. Lo veremos, según dónde nos situemos, en la observación del paisaje. Desde nuestra propia ventana de vida y de realidad. Recordemos como este término, aparece ya en la filosofía de Leibniz (cada mónada es una perspectiva de universo) y en Nietzsche. “La realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista (la circunstancia) que cada cual ocupa fatalmente en el universo” Además el punto de vista no se puede inventar, ni se puede fingir. En conclusión, la realidad solo puede ofrecerse en perspectivas individuales, esto más que invalidarla la hace valiosa. He aquí la superación de Ortega al escepticismo.
La realidad, por otro lado, tiene una estructura propia que consiste en ser perspectiva y es necesario que el conocimiento se atenga a esa estructura si quiere conocerla. Por grande que sean los esfuerzos del hombre para que su pensamiento refleje las cosas tal y como estas son, no lo conseguirá del todo. Su conocimiento nunca agotará el objeto, nunca encajará plenamente en la realidad. Aunque no coincidan sus paisajes- como se indica en este texto-, no se juzgan ilusorios, ni tampoco por ello menos reales. Esto no quiere decir que se niegue la existencia de la verdad, ni que se relativice la verdad absoluta, sino que ésta es parcial. El hombre, a través de su conocimiento, insistimos, solo reflejará de la realidad lo que se pueda ver de ella desde un punto determinado y desde una distancia concreta. Es decir, desde una perspectiva. A pesar de que sus ejemplos se apoyen en esa forma de ser del hombre, no es su perspectivismo, subjetivo, su fundamentación más profunda posee un carácter ontológico, al apoyarse en la constitución misma de la realidad.



2,b) IDENTIFICACIÓN DEL TEMA Y DESARROLLO ARGUMENTATIVO.
No hay conflicto al subrayar el tema de estas líneas a comentar, son los distintos puntos de vista en la contemplación de un mismo paisaje. El capítulo X, al que pertenece este fragmento, “La doctrina del punto de vista”, expresa su doctrina y tesis fundamental: el perspectivismo, desarrollado plenamente en la segunda etapa de su pensamiento filosófico. La doctrina de la perspectiva, surge frente a las posiciones tradicionales. Esta afirma, que la función selectiva ejercida por parte del sujeto, supone una perspectiva, un punto de vista concreto sobre el universo, por lo que no existe una verdad abstracta al margen del sujeto. O sea, que no debemos buscar un tercer paisaje, aunque la verdad sea relativa a la persona que observe ese paisaje. Rechazo abierto a Platón y su acercamiento a la verdad absoluta, desde el mundo suprasensible.
En “El tema de nuestro tiempo”, Ortega intenta proponer una renovación de su filosofía que supere la vieja oposición entre razón y vida. “Consiste en someter la razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico, supeditarla a lo espontáneo”. No se trata de una circunstancia biológica, sino humana, y sobre todo, histórica.
Es la afirmación de Ortega de que somos circunstanciales, estamos determinados, limitados por nuestra propia situación en el mundo. Pero no es realismo, a pesar de que el texto nos lo pueda sugerir, y no lo es porque junto con la perspectiva y la circunstancia aparece ese “YO”, al que nos hemos referido con anterioridad.

2,c) JUSTIFICACIÓN DESDE LA POSICIÓN FILOSÓFICA DEL AUTOR:
Son tres las etapas del pensamiento orteguiano: objetivismo, perspectivismo y raciovitalismo, conectándose las dos primeras etapas y sin olvidar que trabajamos en base a la segunda. En un primer momento, pretendía que en España echasen raíces las actitudes intelectuales, que habían llevado al desfase a España y a Europa. Estas actitudes habían hecho posible la ciencia europea, de modo que “la decadencia española consiste en la falta de ciencia”. Se preguntará ¿porqué ha sido posible la ciencia? Las actitudes originarias son básicamente: la precisión y el método, el hábito crítico y la racionalidad. Con estos ingredientes se puede cocinar la disciplina intelectual que nos lleva al objetivismo, a la ciencia y nos libera de “la secreta lepra de la subjetividad”. Es esta la opinión de Ortega, si se quiere hacer ciencia, no queda otra alternativa que hacerla desde un método riguroso y crítico. Es el grito de vuelta a las cosas.
¿Qué relación existe entre el yo y las cosas? Las cosas dependen de mí. Pero yo no soy independiente de las cosas, sino que el yo es inseparable de las cosas. Lo que el hombre hace con estas es vivir.
Ya nuestro filósofo en, “Adán en el paraíso” (1910) inicia una reacción contra el objetivismo. Se emplea el término vida, como vida biográfica, insistiendo en todo lo que rodea al hombre. Vida definida como coexistencia. Así pues; Adán en el paraíso significa “yo en el mundo” y “el mundo como escenario” “Vivir es encontrarse en el mundo”. Por todo ello “yo soy yo y mi circunstancia”. Esta circunstancialidad invita a Ortega a tomar nota de las circunstancias minúsculas y cercanas, a las que no prestamos la debida atención. Y son estas las que confieren sentido a la realidad que nos rodea. Observa, nuestro pensador, “lo que yo hubiera de ser tenía que serlo en España, en la circunstancia española”. Podemos, pues, comprobar el desarrollo y continuidad entre estas dos etapas de su pensamiento. En efecto, también el perspectivismo trata de captar la realidad fielmente, ser consecuente con el punto de vista propio. Dar cuenta cabal de la realidad desde la perspectiva en la que cada uno está, sin por ello caer en el relativismo. Tampoco cae en el realismo. La doctrina de Aristóteles es insuficiente para Ortega, no entiende la búsqueda del filósofo antiguo del ser de las cosas y de esa invención de conceptos. En el realismo el yo centra la atención en las cosas que le rodean y estas impiden que el yo se de cuenta de si mismo. Es la actitud natural del yo, para el que solo existe el mundo cósmico, concepto de cosas corporales. “Ingenuidad filosófica”, constata nuestro pensador en el realismo antiguo. No se puede admitir que el sujeto sea un simple trozo de realidad, ya hemos dicho que es el encargado de recibir esas impresiones, seleccionarlas y vivirlas. Hay que tener en cuenta su primera formación, neokantiana e idealista. No obstante, también critica el idealismo de forma muy personal. Con el idealismo toda la filosofía se levanta sobre la razón, sobre el pensamiento, sobre el sujeto. El yo es dato radical, las cosas son en cuanto son para mí, el ser de las cosas depende del yo en Descartes, por ejemplo. Este idealismo es visto como contrario a la vida. En “La tarea de nuestro tiempo” pretende la reforma radical de la Filosofía. La verdad fundamental es la vida del yo en el mundo, aquí y ahora. El pensamiento no es independiente de las cosas. Me encuentro con mi yo y con mis cosas.
El perspectivismo desemboca en la tercera etapa en el Raciovitalismo. Es la meditación sobre las dos perspectivas en las que el hombre está situado: la de la vida y de la razón. Ésta se sitúa en el esfuerzo del hombre por comprender la realidad, aquella viene dada como realidad. A través de esta etapa intentará superar el irracionalismo, al que le lleva el vitalismo y corregir la miopía intelectual del racionalismo. ¿Vitalismo? Distingue tres posiciones diferentes. El primer sentido del vitalismo filosófico, defiende que el conocimiento es fruto del proceso biológico, explicable por las mismas leyes que rigen todo proceso biológico. Se disuelve la filosofía y la teoría del conocimiento en la biología. La segunda acepción, mantiene que la razón no es el modo superior de conocimiento del hombre, hay un modo más profundo, que se corresponde con la vivencia íntima con las cosas, en vez de pensarlas. El conocimiento se encontraría en consonancia con el devenir que es como se define la realidad. La última formulación del vitalismo filosófico sitúa en el centro de la reflexión filosófica el problema de la vida, por ser ese el problema que más afecta al sujeto pensante. Esto es, hay límites para la razón, pero no se descalifica a la razón. Raciovitalismo pretende ser un punto medio. Es la teoría del conocimiento que parte de la vida, sin ser solo vitalismo (Nietzsche), pero tampoco desea ser racionalista (Kant). Propone la unión estrecha entre razón y vida, razón e historia. El hombre es un ser dotado de razón, la ha tenido que usar para no perderse en el universo. La vida es la realidad radical dentro dce la cual se encuentran las demás realidades. La vida de cada cual es la existencia particular y concreta; esa realidad humana en su concreto vivir histórico. Así afirma Ortega que la realidad preexiste al pensamiento, está antes. Aceptar esta tesis supone que la razón deja de ser Rey Absoluto, para ser Rey constitucional. Con otras palabras, si el sentido tradicional de lo racional se ha entendido como la facultad que capta la esencia de las cosas, lo inmutable, “razón pura”. “La razón vital” es “toda acción intelectual que nos pone en contacto con la realidad”. Es “razón histórica”, porque fluye, está en devenir, “in fieri”, la vida es un quehacer. Vida como realidad radical, “coexistencia con el mundo” nos envuelve en las categorías del vivir:
1.- Vivir es el modo de ser radical.
2.- Vivir es encontrarse con el mundo, haciendo lo que hago.
3.- Vivir es ocuparse en algo, anticiparse, decidirse, preocuparse.
4.- Vivir es un continuo quehacer. La vida es proyecto y libertad.
5.- Vivir es un problema, encontrarse con c osas que son problemáticas.
6.- Vivir es encontrarse a sí, ser transparente a uno mismo, vivirse y sentirse vivir.
7.- Vivir es coexistencia y convivencia: apoyarse mutuamente, tolerarse.
Ortega no termina aquí su pensamiento, concreta la razón vital en razón histórica, ya que la vida es temporeidad. La vida es historia. Como Dilthey afirma que el hombre es historia.

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